Cata Informal de Cerveza: qué es y cómo se hace

cata informal cerveza hoppymetal

Los que me conocéis de hace tiempo, y los que habéis cotilleado mis redes y esta misma web, ya lo sabréis. Llevo años catando cerveza de forma completamente autodidacta y amateur, empecé sin tener ni idea de lo que estaba haciendo y con el tiempo he ido aprendiendo a distinguir sabores, aromas, texturas, etc., y también a juzgar, con un criterio totalmente subjetivo, pero lo más consistente posible.

Esto se podría incluir en lo que el gran Randy Mosher llamaría “cata estructurada”, es decir, ir punto por punto (apariencia, aroma, textura, sabor, etc.) y evaluar según unos criterios, en unas condiciones tranquilas y sin distracciones. Pero catar cerveza no es solamente esto, puede ser mucho más divertido, puede ser más distendida y, sobre todo, puede hacerse en compañía.

¿Qué es una cata informal?

Puede ser lo que tú quieras. La idea básica es sencilla: juntar un grupo de personas y probar cerveza. Normalmente se prueban al menos 5, de una en una y compartiendo entre 2 o 3 personas por botella/lata, empapando con algo de comida y, por supuesto, comentando las cervezas de forma más o menos acalorada.

¿Se puede hacer más formal?

Claro, puede ser dirigida por cualquiera de vosotros que tenga cierta idea de qué se está probando, ya sea un aficionado como yo o un maestro cervecero. Se puede diseccionar cada cerveza entre todos e incluso tomar notas y evaluar.

¿Se puede ser más distendido?

Por supuesto. La idea es pasarlo bien, probando nuevas cervezas y divirtiéndose en el proceso. Puedes acompañarlas con unas papas, un fuet o unas pizzas. No hay nada escrito en piedra y las normas las ponéis vosotros.

Una cata informal de cervezas es, al final, pasar un buen rato de forma distinta con un zumo de cebada entre manos. Quizá os pique el gusanillo y no sepáis cómo empezar. No seré ningún gurú de la birra, pero os puedo contar qué hago yo.

¿Cómo organizo una cata informal?

Durante mi estancia en Bélgica allá por 2018 no solamente nació Hoppy Metal, sino que me traje unas ideas tremendas de compartir mi pasión sobre la cerveza, un mundo que se abría ante mí con posibilidades infinitas. Por entonces ya se organizaba alguna cata de cerveza en mi Castellón natal y tenía una ligera idea de en qué consistía. Por tanto, nada más volver a casa, empecé a idear mi primera cata informal.

Metí a unos colegas en un grupo de WhatsApp y les dije “yep, quiero montar una cata” (no son palabras textuales, pero por ahí iban los tiros) y, claro, no hubo objeciones. Desde entonces he ido organizando estas catas informales que no eran más que juntarnos los amigos en mi casa, beber, comer y hablar un poco de qué nos parecían esos caldos. Dependiendo de lo que haya disponible en ese momento en tiendas online o locales, escojo unas 6 o 7 cervezas procurando seguir alguna temática. Por ejemplo, han caído catas por estilos (IPAs, ácidas, oscuras), cervezas de un mismo país, catas a ciegas, enfrentamiento entre cervezas similares (Franziskaner vs Paulaner estuvo reñido)… las posibilidades son infinitas.

Pero…

A pesar de todo eso, me faltaba algo. Las catas en la ciudad y alrededores estaban siendo cada vez más escasas y decidí tomar cartas en el asunto. Por lo que, hace escasos días, organicé mi primera cata abierta al público.

Concretamente fue una cata de estilos de IPA, de la cual os hablaré más en detalle en otro artículo, os comento el proceso. Con el dueño del local como intermediario, indagué en los listados de distribución sobre las cervezas disponibles que encajaran en la idea de la cata (de lejos la parte más difícil por los problemas de stock y envíos). Mientras tanto, se puso en marcha todo el tema de redes sociales, publicando el cartel y recogiendo las reservas. 

La cata en sí fue una combinación de 6 cervezas y 6 tapas del propio local que se fueron probando secuencialmente, y donde un servidor adquirió un papel un tanto más educativo que en las catas en casa. En lugar de ponerme tibio con los amigos (no me escondo) estuve contando un poco de historia sobre las cervezas, los estilos, qué sabores encontrábamos entre todos y, cuando veía a alguien un pelín más perdido, guiar en el proceso de cata.

Con este post os quiero animar no solo a que acudáis a una cata informal de cervezas cuando tengáis oportunidad, sino que os atreváis a pegaros una cerveceada con amigos, ya sea en casa o en vuestra cervecería de confianza, y salgáis de la zona de confort. Porque catando con amigos uno termina por probar cervezas que, si tuviera que pedir un ejemplar entero para uno mismo, no lo haría. Os sorprenderéis de las cosas que podéis llegar a descubrir.

Y qué puñetas, es tremendamente divertido.