Los pasados días 28 a 30 de junio tuvo lugar la primera feria de cerveza artesana de Valencia: Mareena Craft Beer Fest. Teniéndolo a tiro de tren y con entrada gratuita, era prácticamente obligatorio asistir. ¡Vamos allá!

Era gratis pero a través de la web oficial pudimos comprar un pack de vaso de vidrio mas primera cerveza mas bolsa de nachos por 5 euretes, la idea era coger el pack que incluía una tapa, pero hicimos tarde y se agotaron. En fin, cargados con nuestra sed y la paciencia de aguantar una hora en el maravilloso trayecto de tren Castelló-Valencia, allí nos plantamos, a buena hora y con un sol devastador.
Muy cerca del puerto de Valencia, en una amplia explanada perfecta para este tipo de eventos (allí se organizó un festival de carne a la brasa la semana anterior), se alzaron las numerosas casetas de distintas cerveceras, además de una amplia carpa con mesas a la sombra. En el apartado cervecero encontramos un total de 40 marcas, sobre todo de los alrededores de Valencia (Zeta, Tyris o Birra & Blues, entre otros), pero también grandes nombres internacionales de la talla de Founders o Northern Monk. En el apartado gastronómico, unos escuetos 8 puestos con opción a paella, hamburguesas y alternativas veganas, además de un solitario carromato de café.

Nada más llegar, dimos varias vueltas hasta encontrar el puesto de información (bastante perdido y sin señalizar) para canjear nuestros packs. Para nuestra sorpresa, la cerveza del pack debía ser una Águila en lugar de una artesana, pero bueno, para no ser craft al menos es decente.
No tardamos en dirigirnos a la caseta de Zeta Beer, de los que probamos su recién sacada Suc, una Berliner Weisse elaborada con naranjas no cosechadas y que se iban a perder. Una sour ligera y muy fresca para el verano
Buscando probar algunas NEIPA contundentes, nos llamó la atención la selección de Península y, aprovechando que éramos dos, pillamos dos birras. Por un lado, una Hazy Vibes con lúpulos Mosaic y Citra y por otro, la Galactic Sunrise con lúpulo Galaxy. Ambas muy cañeras en cuanto a turbidez y carga de lúpulo y sin duda de lo mejor del festival.
Justo al lado de éstos, encontramos la caseta de los valencianos Voira quienes trajeron su original La Llorona -una Golden con un extra de lúpulo- y una American IPA, ambas elaboradas en la fábrica de Cervezas 69 de Albacete. Ninguna especialmente espectacular, pero bien elaboradas y redondas.
Con este pequeño descubrimiento de cerveceras desconocidas para nosotros, nos aventuramos con otro par de nuevos fabricantes. Hacinados en una sola caseta, encontramos los grifos de Conejo Loco y De Bassus. De los primeros probamos su Mango Bikini, un intento de IPA con puré de mango en el que parece que se les haya ido la mano con la fruta, super densa, dulce y sin más matices que el mango en la cara. De los segundos, probamos su Red IPA Mar Rojo, con buen sabor a cereal y un amargor intenso. Faltan pulir algunos aspectos, pero es interesante probar las nuevas propuestas del panorama nacional.
Finalmente, y tras rellenar el estómago con algo sólido llamado «paella de toda la vida», decidimos terminar la jornada volviendo a la casa Zeta. Sin duda, la cervecera ganadora, con el mejor ambiente, el mejor rollo y de las mejores cervezas. Tras alguna que otra Hell (que ya tenemos probada de botella aquí) y Hop (una IPA clásica, engañosa y muy rica), fui haciendo algunas últimas expediciones. Allí me traje una All Day IPA de Founders (buena, aunque esperaba más), y una Raw Tzatziki de Nómada, que no puedo sino definirla como una de las cosas más raras que he probado en mis aventuras cerveceras.
Muy contento con la experiencia y, por lo que se vio en las redes, muy buena acogida de esta primera edición. Cosas que me dejo en el tintero son las actuaciones en directo y los distintos mini-eventos que se organizaron a lo largo de los 3 días. Espero que se sigan organizando este tipo de eventos -y no sólo en Catalunya-, porque tengo ganas de más y mejor.